Durante 20 años, Luz Dary Cardona convivió con el rumor de que su esposo, William Heriberto Salazar Giraldo, fue inhumado como persona no identificada en una bóveda del cementerio de Granada, en el oriente de Antioquia. Llena de dudas, visitó el lugar en algunas ocasiones. Pero su incertidumbre terminó el pasado 18 de junio, cuando la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) le entregó a la familia el cuerpo de este campesino.
William nació el 20 de febrero de 1969 en Granada. Vivía en la vereda La Linda con su esposa y sus cuatro hijos: Viviana, Edilson, Yury Alejandra y Camila. Trabajaba en la agricultura desde los 13 años y sembraba café, caña, maíz, frijol, yuca y plátano. En el tiempo libre, participaba en las actividades comunitarias de su territorio.
En una línea de tiempo, sus familiares lo describieron. En esta, precisaron además que le gustaba usar sombrero, poncho y camisas abotonadas hasta la mitad. “Era un hombre espectacular, un hermoso papá. El cariño que nos daba era inmenso”, recordó Viviana, su hija mayor, quien tenía 9 años cuando desaparecieron a su padre.
El 20 de octubre de 2004, William salió de su casa y no regresó. Testigos de los hechos le contaron a Luz Dary que su esposo y otro campesino fueron asesinados y sus cuerpos trasladados al pueblo. Pero la presencia de actores del conflicto armado que restringían la movilidad impidió que la familia llegara hasta Granada a identificarlo, por lo que fue inhumado como persona no identificada en la bóveda 69 de la galería San Juan del cementerio del pueblo.
Una bóveda sin nombre, un dolor de 20 años
“A los ocho días que a él lo mataron, vine al cementerio de Granada. Le pregunté al sepulturero que dónde había quedado mi esposo, él me mostró y yo cogí un marcador y le hice la flechita para algún un día, al recuperar esos huesitos, saber dónde estaba. Donde señalé, ahí lo encontraron”, narró Luz Dary.
Paulo Serna, coordinador de la Regional Noroccidente de la Unidad de Búsqueda, precisó que con base en una investigación humanitaria y extrajudicial de varios años, la entidad intervino el cementerio de Granada a finales de 2022, en desarrollo del Plan Regional de Búsqueda del Oriente Antioqueño.
“Este es uno de los tres cuerpos recuperados en el cementerio con una identidad orientada gracias a nuestros investigadores, quienes cotejaron las necropsias, los datos de aportantes de información y de las familias y diversas fuentes de información para que el Instituto Nacional de Medicina Legal pudiera determinar la identidad plena. Esta forma de investigación la venimos aplicando en distintos cementerios a nivel nacional y especialmente en el Oriente antioqueño, donde ya realizamos la segunda fase de intervención al cementerio de Cocorná y vamos para la segunda fase de intervención al cementerio de Rionegro”, explicó Paulo Serna.
El funcionario, además, reconoció el apoyo que recibió la Unidad de Búsqueda de parte de la organización de víctimas de Granada, la Alcaldía del municipio y la iglesia católica para posibilitar la búsqueda, recuperación y entrega digna de William.
Para la familia, el proceso con la Unidad de Búsqueda de la mano con Medicina Legal y las demás entidades es un parte de tranquilidad, expresó Viviana. “Ya sabemos que es mi papá, porque cuando estaba enterrado no teníamos la certeza de que era él. Por eso no íbamos a orarle, porque donde no fuera él… Ese fue un dolor de 20 años. Ahora, gracias a Dios y a la Unidad de Búsqueda nuestro sueño se hizo realidad y tenemos donde ir a visitarlo”.
En Colombia hay 111.640 personas dadas por desaparecidas, de las cuales 24.457 están registradas en Antioquia. Es el departamento más casos. Y en el Oriente antioqueño, el universo es de 3.152 personas dadas por desaparecidas.