Como un acto de reconciliación familiar, con el apoyo de la Unidad de Búsqueda, la Fundación Hasta Encontrarlos y la Fiscalía General de la Nación, la familia de Wilson Díaz García recibió su cuerpo y le dio una despedida digna, aliviando la zozobra y el sufrimiento que causó su desaparición.
Proveniente de una familia indígena Sikuani, la cual fue víctima del delito de desplazamiento forzado, Wilson se crió con su tía quien lo adoptó su madre de crianza, ya que su madre biológica se habría visto obligada a desplazarse a otro territorio. Así fue como creció y a sus 17 años tomó la decisión trascendental de trabajar en la vereda Mocuare, jurisdicción del municipio de San José del Guaviare.
Sin embargo, en 2008, mientras desarrollaba sus labores en el campo, su familia perdió toda comunicación y rastro de Wilson. Surgieron entonces versiones que indicaban la posibilidad de que su desaparición se debiera a acciones violentas en el marco del conflicto armado.

En 2015, luego de una labor investigativa, su cuerpo fue recuperado por el Grupo interno de trabajo de búsqueda, identificación y entrega de personas desaparecidas (GRUBE) de la Fiscalía General de la Nación en el cementerio Jardines del Paraíso de San José del Guaviare. Sin embargo, dado que no contaba con una identidad precisa, fue necesario llevar a cabo el proceso de identificación genética, para lo cual las muestras de ADN de sus familiares resultaron fundamentales.
Luego de un acto de exigencia por parte de la familia a través de la organización representante, en 2025 la Fundación Hasta Encontrarlos posibilitó un trabajo coordinado con el GRUBE de la Fiscalía e interterritorial por parte de la Unidad de Búsqueda, logrando realizar la ceremonia de entrega digna de manera simultánea en en la vereda Charras, en San José del Guaviare, y en el municipio de San Martín, en el Meta. Mientras la madre biológica de Wilson recibía el cuerpo de su hijo, desde la distancia y por dificultades de salud, la madre de crianza lo recibía desde la virtualidad, atendiendo todas las explicaciones por parte de las personas profesionales del GRUBE y de la Unidad de Búsqueda.

La vereda Charras presenta retos que han sido sorteados por el equipo de la Unidad de Búsqued, tal como el mal estado de las vías de acceso, la falta de fluido eléctrico y, la más exigente, la presencia constante de grupos armados que luchan por el control del territorio, circunstancias que no han impedido el acceso seguro a esta zona de la mano de las comunidades, como en esta ocasión en la que se logró garantizar la conexión de la familia de crianza y la comunidad quienes también acompañaron el espacio.
La Regional Oriente de la Unidad de Búsqueda, así como delegados de la Fiscalía y de la Fundación Hasta Encontrarlos llegaron para acompañar a la familia que hizo presencia en San Martín, generando un espacio seguro y de confianza, donde la memoria y el alivio fueron los protagonistas, brindando paz por conocer por fin el paradero de su ser querido.
Adriana Mercedes Pestana, coordinadora de la Región Oriente de la Unidad de Búsqueda, se refirió a este acción humanitaria tan relevante para la búsqueda de las personas desaparecidas y aseguró que «esta entrega es muy importante porque muestra el proceso de articulación que hemos realizado con el GRUBE de la Fiscalía, ellos desde su rol judicial, y la Unidad de Búsqueda desde su rol como institución humanitaria, sin olvidar la importancia de la participación de la Fundación Hasta Encontrarlos. Con esta entrega digna cerramos este ciclo de dolor en el que esta familia estaba sumida por tantos años y seguiremos trabajando para que más familias puedan encontrar a sus seres queridos».

Las organizaciones de la sociedad civil han desempeñado un papel fundamental en la búsqueda de quienes desaparecieron en el marco del conflicto armado, constituyéndose en aliados estratégicos para la labor de la Unidad de Búsqueda. Un ejemplo de ello es la Fundación Hasta Encontrarlos, la cual ha brindado acompañamiento a las familias y a los casos en zonas con una gran trayectoria de conflicto, como la trocha ganadera en San José del Guaviare. En virtud de lo anterior, su representante, Pablo Cala, ha manifestado que se continuará colaborando estrechamente para localizar a las más de 50 personas, oriundas de esta región, que aún permanecen desaparecidas.