– Comunicado conjunto –
Luego de 16 años de búsqueda, la familia de Germán Leal Pérez pudo despedirlo en una ceremonia íntima desarrollada en Cúcuta, Norte de Santander. Allí, la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) y la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) formalizaron la entrega digna de su cuerpo y se llevaron a cabo las honras fúnebres con las que la familia puso fin a largos años de incertidumbre.
El hallazgo del cuerpo de Germán Leal, en 2022 en el municipio de El Copey, Cesar, se dio en el marco de las medidas cautelares adoptadas por la Sala de Reconocimiento de Verdad y Responsabilidad de la JEP para proteger los derechos de las víctimas que participan del proceso judicial y que buscan a sus seres queridos. La decisión se tomó dentro del proceso que investiga asesinatos y desapariciones forzadas presentadas como bajas en combate, algunas de las cuales fueron enterradas en el cementerio alterno de El Copey.
La intervención técnico-forense de la Unidad de Búsqueda se realizó en cinco fases. En total, fueron intervenidas 4,2 hectáreas de tierra del cementerio en donde inhumaron durante años personas no identificadas, sin que existiera trazabilidad de las condiciones de su fallecimiento e identidades.
El Sistema Integral para la Paz pudo llegar hasta el cementerio alterno de El Copey gracias a los testimonios entregados por los familiares de las víctimas que han buscado a sus seres queridos desaparecidos durante décadas. Ese fue el caso de la familia Leal Pérez.
En 2015 el teléfono de María, sobrina de Germán, sonó. Al otro lado hablaba María Doris Tejada, una integrante de las Madres de Soacha, quien para esa fecha llevaba siete años buscando a su hijo Óscar Alexander Morales Tejada. María Doris le contó que en la búsqueda de Óscar encontró indicios de que Germán estaba con él, que ambos murieron el 16 de enero de 2008 y que habían sido presentados por militares como bajas en combate.
A partir de ese momento, la familia Leal Pérez emprendió la búsqueda del cuerpo de Germán junto a la familia Morales Tejada. Querían saber en cuál lugar se encontraba su cuerpo y así esclarecer los hechos que llevaron a su muerte. En ese proceso, se enteraron de que probablemente habían sido llevados al cementerio alterno de El Copey. Aunque visitaron en varias oportunidades el camposanto, la intervención de este predio solo fue posible hasta 2020, cuando la JEP adoptó las medidas cautelares para protegerlo.
“El hallazgo de Germán Leal es el resultado de un trabajo articulado entre los equipos internos de la Unidad de Búsqueda en Atlántico y Norte de Santander y la JEP. En medio de la tristeza y de tantas emociones juntas, celebramos la posibilidad de fortalecer la esperanza de tantas familias buscadoras que durante años han llegado a creer en la posibilidad de no encontrar a sus seres queridos. Nuestra apuesta como Unidad de Búsqueda es seguir buscando a los desaparecidos y acompañando a los familiares en la búsqueda”, expresó Sonia Rodríguez, coordinadora del equipo de la UBPD en Norte de Santander.
“El Estado ha fallado desde que fue asesinado Germán, pero también ha fallado después. Estamos intentando hacer todo lo que podemos para encontrar verdad, justicia y reparación. Este es un momento realmente muy especial para mí, encontrar a las y los desaparecidos ha sido muy esquivo en este país”, dijo el magistrado Óscar Parra sobre esta entrega digna.
El miércoles 17 de julio, el cuerpo de Germán fue trasladado a la parroquia del barrio, donde pasó sus últimos años antes de que desapareciera. Ese fue el lugar de encuentro convocado para despedirlo entre flores y homenajes. Según la declaración entregada por su familia, en el momento de la desaparición, Germán tenía 38 años, se dedicaba a oficios varios y vivía junto a sus padres en Cúcuta.
De Cúcuta salió el 15 de enero de 2008 rumbo a Valledupar, donde tenía garantizado un nuevo empleo. Germán prefirió no dar mayor información sobre el viaje a sus familiares.
Solo su hermana Daniela y su sobrino Andrés estaban enterados de la situación. Fueron ellos quienes indagaron sobre los motivos del viaje, con quién lo haría y cuándo regresaría.
Luego de su partida fue imposible saber qué pasó. Con el paso del tiempo, la familia intentó recoger información que les permitiera saber algo y mantenían la esperanza de que apareciera en cualquier momento. Presumían que había perdido su libreta de números telefónicos y que le era imposible comunicarse. Incluso, llegaron a imaginar que por estar en alguna finca trabajando, no tenía cómo hacer llamadas.
Germán se fue de su hogar con la promesa de regresar y ayudar a su familia, pues creía que su situación económica mejoraría significativamente. Sus hermanos lo recuerdan como una persona alegre, carismática y servicial. “A Germán le gustaba bailar y escuchar música, especialmente vallenato. Nunca lo hemos sacado de nuestros corazones. Dentro de todo, hoy estamos contentos, aunque sabemos que el daño es irreparable, definitivamente es algo que no se arregla con nada. Pero estamos muy agradecidos porque no creímos que pudiéramos encontrarlo”, expresó un familiar.
Para la Unidad de Búsqueda y la JEP, la identificación de Germán Leal Pérez y las otras víctimas encontradas en el cementerio de El Copey constituye un avance en el proceso de sanación individual y colectivo de sus familiares y representa un paso más en la garantía de su derecho a la reparación.
La información relacionada con tipificación de delitos o hechos victimizantes incluída en este comunicado responde a declaraciones entregadas por la Jurisdicción Especial para la Paz y relatos de los familiares de las personas desaparecidas u organizaciones de la sociedad civil que les acompañan y no compromete el carácter humanitario y extrajudicial de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas.