Mari esperó a que todo estuviera en silencio para salir de casa sin que su familia lo notara. Atrás quedó su vereda Las Palmas, un asentamiento rural en el municipio de Tangua, en Nariño. Hasta ese momento, nadie sabía que ella se vinculó a un grupo armado no estatal que operaba en la zona. Eran los años noventa, una época en donde el conflicto armado cobraba fuerza en el sur del país. Ella, una niña que anhelaba mejores oportunidades.
Su familia, su escuela, su muñeca y aquella finca con sembradíos de papa y repollo, que le ayudaba a cuidar a su papá, hoy hacen parte de sus difusos recuerdos. Mari Catalina Flórez creció al interior del grupo armado. 20 años de su vida los dedicó a recorrer las montañas del sur de Colombia. Sin embargo, gracias a la firma del Acuerdo de Paz entre el gobierno colombiano y las hoy desmovilizadas Farc -Ep, Mari dejó las armas y empezó su transición hacia la vida civil. Mientras tanto, sus padres y hermanos seguían preguntándose por ella, por su ‘Negra’.
En este camino de ausencia, los familiares de Mari tuvieron que desplazarse a causa de la violencia hacia otra vereda cercana a Pasto. En este lugar y por intermedio de la Asociación de Víctimas por la Paz y el Desarrollo – ASVIPAD, se enteraron de la existencia de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD). A través de esta organización, su hermana Patricia presentó una solicitud de búsqueda en 2023. Por otro lado, en ese mismo año, Mari Catalina estaba en su proceso de reincorporación junto con la Agencia para la Reincorporación y Normalización – ARN y se acercó a la UBPD en Putumayo para solicitar la búsqueda de su familia. Es decir, se buscaban entre sí, pero no lo sabían.
El 4 de abril de 2025, en un diálogo colectivo con aportantes firmantes de paz de los Frentes 2 y 48 de las extintas Farc-EP, realizado en la territorial Nariño de la UBPD y apoyado por la Corporación Humanitaria Reencuentros, se indagó por Mari Catalina Flórez. En el espacio se relataron las circunstancias de su desaparición y se mostró una fotografía suya que su hermana había aportado previamente. En ese momento, los aportantes manifestaron: «¡Ella está viva!».
Horas más tarde, este aporte de información permitió que el equipo de la UBPD en Nariño hiciera el primer contacto con Mari Catalina para corroborar la información recibida. Al otro lado del teléfono se escuchó: «Sí, soy Mari. La misma Mari», dijo ella con voz entrecortada. En ese diálogo se realizó un proceso de identificación familiar y se le compartieron las fotografías que hacen parte de la investigación humanitaria y extrajudicial. Ella se reconoció a sí misma y a su familia a través de las imágenes detenidas en el tiempo.

La identificación de Mari Catalina
En la Unidad de Búsqueda uno de los procedimientos para determinar la hipótesis de identidad se conoce como ‘Establecimiento de correspondencia’ entre la persona encontrada con vida y la persona dada por desaparecida, proceso utilizado en este caso y con el cual se trabajaron herramientas sociales como análisis de información para el reconocimiento mediante testimonios, llamadas y fotografías que permitieron la orientación de la identidad. Del mismo modo, conociendo de su necesidad de reunificación familiar, se realizó un primer encuentro virtual entre la familia y Mari Catalina bajo el acompañamiento psicosocial ofrecido por la ARN.
Después de comprobar las identidades y recibir la voluntad de restablecer la comunicación de ambas partes de la familia, se acordó el encuentro. Los equipos de la Unidad de Búsqueda en Nariño y Putumayo, junto con la Corporación Humanitaria Reencuentros y la Agencia para la Reincorporación y Normalización, facilitaron el restablecimiento de contacto entre Mari, sus dos pequeñas hijas y su familia luego de 31 años de desaparición. «¡La hemos encontrado viva!», dijo la señora Dolores, madre de Mari Catalina, quien a sus 86 años la volvió a abrazar.

Desde el carácter humanitario y extrajudicial, la UBPD contribuyó a aliviar el sufrimiento de quienes buscan y son buscados sin distinción alguna; y a su vez, aportar a la satisfacción de sus derechos a la verdad y a la reparación. Se espera que la familia siga en contacto, se restablezcan sus lazos familiares y emocionales, porque estos lazos son más fuertes que 30 años de ausencia.
Si desea comunicarse con la UBPD en San Juan de Pasto, puede llamar o escribir a las líneas telefónicas 3173668188 y 3173688028. O puede acercarse a la calle 20 # 31 C – 23 (piso 1 y 2 – barrio Las Cuadras).