Aquel agosto de 1984, con 23 años, Carlos Alberto Pinta Inchima salió de su casa ubicada en Buesaco, Nariño, hacia otro municipio cercano en el norte del departamento. Sus manos de jornalero sabían que iba a cosechar fríjol, de ese que se da en estas tierras cálidas y prósperas. Desde ese día, su familia se quedó esperando su regreso a esa casita de campo con vista a las montañas.
Carlos, siendo el tercero de diez hermanos, fue buscado inicialmente por su hermana Olga, quien lo buscó sin descanso y sin importar la circunstancias. En 2021 ella fue víctima de la crisis ambiental que golpeó la región. Durante un proceso de atención relacionada con esa calamidad, decidió comentar el caso de su hermano, pues como siempre lo ha dicho: «la peor diligencia es la que no se hace».
Así conoció la existencia de la Unidad de Búsqueda y con ello encontró un apoyo institucional para responder la pregunta que siempre estuvo en su cabeza: ¿dónde está mi hermano?
La investigación humanitaria y extrajudicial para la búsqueda de Carlos Alberto llevó a la articulación de los equipos de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) en Nariño y Caquetá. El proceso estableció que él se encontraba con vida y que, debido a las dinámicas del conflicto armado que por los años 80 se vivía en Nariño, se había instalado en Solita, un municipio de Caquetá, no sin antes moverse por diferentes lugares del sur del país para proteger su vida y la de su familia.
La falta de confianza es una de las secuelas menos perceptibles, pero más habituales, que deja el conflicto armado. Tras varios intentos de ubicación y contacto a quien se presumía sería Carlos Pinta, por medio de sus vecinos más cercanos, él decidió comunicarse con la UBPD.
A partir de la investigación que cruzó diferentes bases de datos, se pudo realizar el restablecimiento de contacto y posterior identificación decadactilar de Carlos para corroborar su plena identidad.
El restablecimiento de contacto de una persona encontrada con vida es el procedimiento que se realiza cuando se tiene una hipótesis de su ubicación o localización; y el resultado del cruce de información de diferentes bases de datos, que permite establecer que la persona dada por desaparecida efectivamente está con vida.
Después de realizar el primer viaje de avión de su vida, fue recibido entre abrazos cálidos y mucha alegría en Pasto; y aunque con muchos nervios por lo que estaba sucediendo, él nunca dejó de sonreír y de agradecer por la vida.
“La Unidad de Búsqueda hizo todo lo que pudo hacer para encontrarme a mí y darle cumplimiento a mis hermanos. A los que están buscando, que tengan mucha fe y valor para encontrar a sus familiares”, expresó Carlos con lágrimas de gozo y alivio.
Así, para los tres hermanos presentes en este reencuentro, cesó la espera de 44 años y con esto pudieron hacer las preguntas que durante décadas estuvieron acumuladas.
“Este es un logro para la Unidad de Búsqueda porque es un trabajo que permite que los lazos de sangre y de amor se vuelvan a conectar, se vuelvan a reconocer. Que sepan que la persona que ellos daban por desaparecida en el marco del conflicto armado fue localizada. Todo este esfuerzo nos ayuda a mostrarles a Colombia y al mundo que la búsqueda sí repara”, así lo manifestó María Fernanda Carvajal, profesional de la Unidad de Búsqueda en Nariño.
Reciban más información acerca del trabajo de la UBPD a través de las líneas telefónicas 3162783918 y 018000-117175 o el correo electrónico servicioalciudadano@unidadbusqueda.gov.co. En Nariño nos pueden contactar en las líneas 3173668188 y 3173688028 o nos pueden ubicar en nuestras oficinas en Pasto (carrera 30 A # 12 A – 24, barrio San Ignacio) y Tumaco (Av. Los Estudiantes – Casa 3, barrio Madenar).