– Comunicado conjunto –
Con la promesa de una oferta laboral y la esperanza de mejorar sus condiciones de vida, Éder Honak Durán Ortiz y Jhon Eduar Miranda Durán, tío y sobrino (ambos de 22 años), partieron de sus hogares en el municipio de Santa Ana, en el Magdalena, rumbo a Valledupar el 16 de enero de 2008. Desde entonces, la familia Durán no tuvo más noticias de ellos hasta julio de 2024, cuando pudieron darles una digna sepulturaa a partir de la información proporcionada por la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) y la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).
Éder y Jhon eran inseparables. Desde muy pequeños compartían la devoción por el fútbol. Para ellos, cualquier día, bajo el sol o la lluvia, era perfecto para correr detrás del balón. Las polvorientas calles de su natal Santa Ana fueron el escenario de incontables partidos de fútbol que jugaban con sus amigos, entre los que se encontraba su vecino Deiver Yesid Martínez Padilla. Estos momentos en la cancha afianzaron su amistad y forjaron recuerdos imborrables de una infancia llena de alegría, que quedaron grabados en la memoria de quienes los conocieron.
Cuando Éder cumplió 14 años, una invitación despertó en él un gran interés: formarse como árbitro. “Eran mis amigos de la infancia y el fútbol era la mejor excusa para vernos. Un día, un director técnico nos preguntó si estábamos interesados en ser árbitros. A Eder le sonó la idea e inició su capacitación como juez. Un día me comentó que un desconocido le había hecho una oferta de trabajo a él, a su sobrino Jhon y a Deiver Yesid, en Valledupar. Después me enteré de que habían viajado. No supe más de los tres”, expresó un amigo de los jóvenes, quienes fueron desaparecidos forzadamente.
Según una hermana de Jhon Eduar, el muchacho le comentó sobre la oportunidad laboral que le habían propuesto días antes de hacer el viaje. Aunque fue una noticia inesperada, la familia entendía que el joven deseaba un cambio en su vida, mejores ingresos y retomar sus estudios, que había suspendido debido a la difícil situación económica del hogar. Tras perder contacto con él, su mamá comenzó a tocar las puertas de varias entidades que le ayudaran a ubicarlo. La búsqueda se convirtió en su obsesión hasta que recibió una llamada anónima. Al otro lado del teléfono, un desconocido la amenazó, le dijo que Jhon Eduar estaba bien, que era mejor dejar las cosas así, que no se ganara un problema.
Hallazgo de los cuerpos y entregas dignas
Para que la familia Durán comenzara a conocer la verdad sobre lo ocurrido con Éder y Jhon fue determinante la intervención forense en el cementerio alterno de El Copey, en el Cesar, realizada el 31 de mayo de 2022 por la UBPD, en el marco de la medida cautelar adoptada por la JEP. La decisión fue tomada por el magistrado Óscar Parra, de la Sala de Reconocimiento, en el marco del Subcaso Costa Caribe – Caso 03, que investiga asesinatos y desapariciones forzadas presentados como bajas en combate.
“Este cementerio es un lugar donde se atraviesan muchas de las violencias del conflicto. Cerca de 300 personas dadas por desaparecidas permanecen allí. Por eso, en 2021, la JEP decidió adoptar medidas cautelares para protegerlo, lo cual fue crucial para que no se removieran bóvedas. Asimismo, para que no se rompieran estructuras y se preservaran los cuerpos de personas dadas por desaparecidas. Después de darse esto, inició la identificación de algunos de ellos”, informó el magistrado Parra a los familiares de las víctimas.
El Sistema Integral para la Paz llegó al cementerio alterno de El Copey tras las solicitudes de intervención presentadas por los familiares de varias víctimas, entre ellos los de Éder y Jhon. Sus seres queridos solicitaron la búsqueda el 7 de febrero de 2023 ante la Territorial Atlántico de la UBPD. Durante su participación en diversos espacios, aportaron información sobre las desapariciones y conocieron los avances del trabajo forense realizado en el cementerio.
Hoy, por cuenta del proceso judicial, las familias saben que las víctimas fueron engañadas con falsas promesas de trabajo y falsamente acusadas de extorsionistas, lo que llevó a su asesinato a manos de miembros del Gaula Militar Cesar. “Este caso es considerado paradigmático debido al tipo de vulnerabilidad que presentaban muchas de las víctimas, lo que las convirtió en objetivo de sus victimarios para ser ejecutadas extrajudicialmente”, afirmó el magistrado Parra durante la ceremonia de entrega digna, que busca honrar la memoria de quienes ya no están.
Por su parte, Ella Cecilia del Castillo, coordinadora de la Territorial Atlántico de la UBPD, informó que la medida cautelar ha permitido la recuperación de 52 cuerpos que podrían ser víctimas del conflicto. De estos, seis han sido identificados y entregados a sus familias en diferentes regiones del país. Del Castillo destacó que estas acciones forman parte del trabajo coordinado entre las instituciones del Sistema Integral para la Paz y expresó que estas entregas dignas ayudan a aliviar el sufrimiento de los familiares y contribuyen a la construcción de la verdad sobre lo que ocurrió con las personas desaparecidas en esta región.
El municipio de El Copey forma parte del Plan Regional del Ariguaní al Río Magdalena de la UBPD. Según los registros de la entidad, allí se reportan 201 solicitudes en la zona, con un total de 1.096 personas dadas por desaparecidas.
La información relacionada con tipificación de delitos o hechos victimizantes incluída en este comunicado responde a declaraciones entregadas por la Jurisdicción Especial para la Paz y relatos de los familiares de las personas desaparecidas u organizaciones de la sociedad civil que les acompañan y no compromete el carácter humanitario y extrajudicial de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas.