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En Viotá, un municipio de montañas y cafetales al sur de Cundinamarca, la tierra volvió a mostrar una señal del pasado. La Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), con apoyo de la Corporación Humanitaria Reencuentros, recuperó allí el cuerpo de una persona desaparecida en los años noventa. La intervención hace parte del Plan Regional de Búsqueda del Occidente de Cundinamarca, que abarca 49 municipios y que, en este caso, sigue la hipótesis de que al menos once víctimas del conflicto armado fueron inhumadas en fosas individuales a campo abierto en la zona.
La investigación humanitaria se concentra en hechos ocurridos entre 1990 y 2001, cuando distintos grupos armados disputaban el control de corredores rurales cercanos a Bogotá. En ese escenario se multiplicaron las desapariciones ligadas al reclutamiento, las retenciones ilegales y los asesinatos de personas señaladas de colaborar con el enemigo. El informe ¡Basta ya!, del Centro Nacional de Memoria Histórica, describe cómo los actores del conflicto buscaban consolidar áreas rurales estratégicas en la cercanía de la capital.
El Plan Regional de Búsqueda del Occidente de Cundinamarca señala que la facilidad de movilidad en esta parte de Cundinamarca atrajo a los actores armados. Por allí se conectan redes troncales hacia Caldas, Tolima, Meta y Boyacá y transitan alimentos y productos que abastecen a Bogotá. Esa ubicación convirtió a la región en un corredor estratégico para el tráfico de armas, drogas, provisiones y personas secuestradas.

En julio de 2025 se logró la recuperación de dos cuerpos esqueletizados en zona vereda de Viotá, esto fue posible gracias a una suma de voces: excombatientes, habitantes, familiares de personas dadas por desaparecidas y organizaciones sociales. La Corporación Humanitaria Reencuentros ha acompañado el proceso y señalado diez sitios de interés forense. Persisten, sin embargo, el temor y la desconfianza hacia las instituciones. Para enfrentarlo, la UBPD ha desplegado actividades pedagógicas, alianzas con juntas de acción comunal y uso de medios comunitarios que permiten que la comunidad comprenda el mandato humanitario y extrajudicial de la entidad.
«Esto hace parte de nuestros compromisos como firmantes del Acuerdo de Paz en una región donde hicimos presencia y hoy estamos haciendo un trabajo humanitario y de búsqueda de personas desaparecidas, como apuesta de paz y con la firme intención de reparar el dolor causado», dijo Bernardo Mosquera Machado, integrante de la Corporación Humanitaria Reencuentros y quien ha liderado la búsqueda por parte de las personas firmantes en esta región del país.
A partir de los hallazgos, la UBPD destacó la importancia de estos avances para fortalecer la confianza en la región. «Si bien hace falta la verificación de la identidad de estas dos personas, se cree que podrían ser dos civiles que desaparecieron aproximadamente en el 2000: un de adulto mayor oriundo de un municipio cercano y un campesino de una vereda de Viotá», señaló Sebastian Arias, investigador de la Unidad de Búsqueda en Bogotá. «Este resultado aporta al objetivo de la UBPD de fortalecer el reconocimiento en la región de su labor humanitaria, extrajudicial y, sobre todo, confidencial, para que esto motive a más personas a poder aportar información o presentar solicitudes de búsqueda ante la entidad», agregó.

Las reuniones con las juntas de acción comunal han sido un punto de encuentro clave. A partir de estos espacios, varias personas de la comunidad se han sumado a la búsqueda humanitaria, compartiendo información y testimonios que fortalecen las hipótesis de investigación y permiten abrir nuevos caminos en el territorio.
En ese escenario, la voz de las personas mayores busca abrir caminos. José Ramiro Vargas, viotuno de 72 años, envió un mensaje público a sus vecinos: «Viotá para mí es todo, aquí nací y aquí pienso morir. Los que tengan este problema por favor se acerquen a la Unidad de Búsqueda y voluntariamente, sin ninguna presión, comiencen a buscar a sus desaparecidos. Sin miedo, llevar la foto, llevar el nombre, permitir el ADN de los familiares. Sigamos trabajando unidos por la paz de nuestro municipio, porque la guerra no le sirve a nadie».
Las cifras dan cuenta de la magnitud del daño. En Viotá, con una población cercana a los 17.000 habitantes, hay registradas 5.834 víctimas del conflicto, un 33 por ciento de sus habitantes, según el Registro Único de Víctimas. De acuerdo con el Portal de Datos de la UBPD, en todo Cundinamarca hay 2.286 personas dadas por desaparecidas, de las cuales 148 corresponden a Viotá.
«Encontrar un cuerpo no es un dato menor. Es una respuesta para una familia y una señal para toda la comunidad de Viotá de que la búsqueda avanza y que vale la pena aportar información sin ponerse en riesgo», explicó Sebastian Arias.
Sobre el cuerpo recuperado, agregaó: «El proceso de verificación de identidad permitirá avanzar hacía el proceso de entrega digna a la familia de su ser querido. Por otro lado, esta acción también sienta un precedente: le muestra a todas aquellas personas que tienen información sobre otras personas desaparecidas en Viotá y en los municipios aledaños, que se puede aportar a la búsqueda desde una perspectiva humanitaria, confidencial y neutral».

Las personas interesadas en aportar información o en consultar sobre la búsqueda en Cundinamarca, pueden comunicarse al celular 3162783918, al teléfono fijo (601) 9199400, o escribir al correo electrónico: servicioalciudadano@unidadbusqueda.gov.co.