Casi tres meses transcurrieron desde que el equipo en Casanare de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) intervino el cementerio de Yopal, donde el equipo forense y de investigación recuperó 10 cuerpos en bóvedas. De esto, dos fueron sometidos a proceso de tamizaje y verificación, encontrando coincidencia en características y elementos asociados a los protocolos de necropsia.
El resultado de este proceso arrojó que la correspondencia fue positiva para dos personas: Silverio Rodréguez y Joel Barrera, quienes previamente habían sido identificados por el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses a través de lofoscopia o identificación a partir del cotejo de características morfológicas, que permitió llevar a cabo las entregas dignas de estos dos cuerpos a sus familias.
Durante el acto de entrega digna, en el que participaron cerca de 50 familiares y allegados, la Unidad de Investigación y Acusación de la Juridiscción Especial para la Paz (JEP) relató los hechos que rodearon la desaparición de estos dos hombres: Silverio, con 37 años de edad, llegó desde Santander a la ciudad de Yopal en el 2000 con la idea de buscar nuevas oportunidades laborales. Después, motivado por el auge agrícola y la bonanza petrolera, se trasladó al municipio de Aguazul, en el Casanare, donde fue desaparecido, hecho que en la actualidad es investigado por la JEP en el macrocaso 03, subcaso Casanare.

Por otro lado y según la Fiscalía General de la Nación, el carpintero Joel Barrera iba acompañado por otra persona desde Sogamoso, en Boyacá, y fue igualmente ilusionado con una aparente oportunidad de trabajo en el municipio de Maní, en el Casanare. Este hecho ocurrió en 2006.
Fue hasta septiembre del 2024 cuando la Unidad de Búsqueda, en articulación con el Instituto Nacional de Medicina Legal, adelantó la acción de recuperación de 10 cuerpos en el cementerio de Yopal y encontró la correspondencia de identificación para los caso de Silverio Rodriguez y Joel Bernal. De esa manera se contribuyó a calmar un dolor que se prolongó por más de 18 años para las dos familias.
“Nosotros no tenemos deseos de venganza, ni de indemnización. Únicamente queríamos darle una cristiana sepultura porque el hecho de saber que estaba en una fosa, como un número, no es nada agradable”, expresó uno de los familiares durante este emotivo acto.

Carolina Olmos, coordinadora en el Casanare de la Unidad de Búsqueda, comentó que “esta acción, más que un resultado, es el sentir de que hacemos nuestro trabajo. Contribuimos a entregarlos a las familias que han estado en la búsqueda de sus seres queridos por más de 18 años”. Luego del acto de entrega digna, las familias Rodríguez y Barrera dieron sepultura a sus familiares.