Maribel Giraldo está parada frente a las bóvedas del pabellón San Andrés, en el cementerio de Cocorná, Oriente de Antioquia. El sol cae sobre su espalda y da brillo a su cabello castaño y sus manos blancas. Abrazada a sus familiares, mira fijamente la bóveda 122, en la que espera encontrar a su abuelo de 57 años: un hombre alto y de cabello rubio, con una prótesis dental, desaparecido el 15 de abril de 2004. Pero cuando los forenses exhuman el cuerpo, determinan que corresponde a un adulto de más de 80 años, con un ojo de vidrio y amputado de una pierna. ¿Quién es este hombre y dónde está Juan Rafael Giraldo Berrío?
“Veníamos con todo el positivismo. Las pruebas apuntaban a que era la bóveda, pero no era mi abuelito, era otra persona”, expresó con frustración Maribel, luego de participar en la intervención de la bóveda 122, hecha por la Unidad de Búsqueda el jueves 30 de noviembre de 2023. La frustración también embargó a los investigadores de la Unidad de Búsqueda, quienes por tres años recopilaron y cruzaron información para ubicar el lugar donde estaría sepultado Juan Rafael.
Los datos del acta de inspección al cadáver, el informe de necropsia, la licencia de inhumación y los registros de la parroquia apuntaban a que en la bóveda, marcada como PNI (Persona No Identificada) masculino, con fecha del 16 de abril de 2004, se hallaba Juan Rafael. Pero, al abrirla, los investigadores encontraron a otra persona cuya identidad desconocían. Las particularidades del cuerpo serían la clave para identificarlo y descifrar qué pasó.
“Mi papá no era guerrillero”
Juan Rafael era campesino. Tenía una esposa y siete hijas. Vivía con ellas en la vereda El Empalme, corregimiento Santa Ana del municipio de Granada. Allí cultivaba café, yuca, plátano y caña. En la mañana del 15 de abril de 2004, cuando iniciaba la molienda de caña en el trapiche de su finca, hombres armados se lo llevaron.
“A mi mamá y a mí nos tuvieron retenidas apuntándonos con un fusil, se llevaron a mi papá para arriba, para la carretera, donde estaban mis otros sobrinitos”, recordó Diana Giraldo, tía de Maribel.
Esa fue la última vez que Diana vio a su papá. Ella tenía 14 años. La historia la completó su sobrina Maribel, quien por entonces tenía 13 años y quien ese día estaba sobre la carretera cuando pasaron con su abuelo: “Nos dijeron que se lo llevarían un momentico y que luego lo traían. Al ver que él no aparecía fuimos a buscarlo hacia la vereda Las Playas. Allí, a una señora le dijimos que buscábamos a un señor que llevaba camisa manga larga, pantalón azul, sombrero y una tulita. Nos respondió que por ahí habían pasado con un hombre con esas características, que lo habían matado más allá y que lo habían llevado en una chiva para el municipio de Cocorná”.
“No volvimos a saber de mi papá hasta cuando salió en las noticias como guerrillero, pero él no pertenecía a ningún grupo armado. Él era un campesino. Después de eso, nos tocó desplazarnos, dejarlo todo”, relató Diana. Maribel abandonó su pueblo, dejando en vilo la búsqueda de su abuelo y, además, la de su padre, Luis José Montes, quien también había desaparecido el 14 de marzo de 2004, un mes antes de la desaparición de Juan Rafael.
En el desarraigo la familia dejó de buscar a sus parientes. Maribel quería persistir, pero como aún era menor de edad no podía hacer mucho. Espero cumplir 18 años para retomar la búsqueda. “Decidí buscarlos porque eso es algo que le nace a uno del corazón, yo no los podía dejar como dice el dicho: tirados por ahí”, expresó Maribel.
Con apoyo de la Fiscalía, encontró el cuerpo de su padre en el cementerio de Cocorná. Lo recibió el 12 de octubre de 2018. Pero aún no encontraba el de su abuelo. Por eso, con la Corporación Región y el Grupo Jurídico de Antioquia contactó a la Unidad de Búsqueda.
El hombre con el ojo de vidrio
Entre el 20 de noviembre y el 2 de diciembre de 2023, la Unidad de Búsqueda realizó la primera fase de intervención forense al cementerio de Cocorná. En esta recuperó 38 cuerpos no identificados.
La exhumación en la bóveda 122 tuvo lugar el jueves 30 de noviembre. Pero, “encontramos un cuerpo que no correspondía con los rasgos que nos describieron de Juan Rafael y con el protocolo de necropsia que nos habían asociado”, explicó Julián David Arias, médico forense de la Unidad de Búsqueda.
Mientras la familia Giraldo lloraba con impotencia y dolor, el investigador que lideró la búsqueda de Juan Rafael trataba de entender lo que pasó en esta bóveda. Esa misma tarde retomó las indagaciones para resolver las incógnitas que dejó la exhumación. Se empeñó en saber quién era el hombre con el ojo de vidrio. Por eso, ese mismo jueves recorrió los 11 pabellones del cementerio y volvió sobre los registros de la parroquia para revisar los datos de los cuerpos inhumados a mediados del 2004. Algunos tenían nombres y apellidos, pero otros permanecían como Cuerpos No Identificados (CNI).
Con 73 CNI, el de Cocorná es el segundo cementerio del Oriente de Antioquia con mayor número de Cuerpos No Identificados después del de Rionegro, con 152. Además, es el camposanto de la subregión con más Cuerpos Identificados No Reclamados (CINR): 157 en total, de los cuales 50 se relacionan con muertes violentas y podrían corresponder a personas que alguna vez fueron reportadas como desaparecidas, según datos del Plan Regional de Búsqueda del Oriente Antioqueño.
Por su ubicación cercana a la autopista Medellín-Bogotá, en una zona cuyos corredores naturales conectan el Oriente de Antioquia con la región del Magdalena Medio, Cocorná fue un municipio impactado por el conflicto armado. En esta población, la Unidad de Búsqueda tiene reportes de 194 personas dadas por desaparecidas. Algunas estarían inhumadas en el cementerio y corresponderían a desapariciones ocurridas en municipios vecinos, tales como Granada, San Luis, San Carlos y San Francisco.
Solo en Granada y San Rafael el proyecto Memorias de la Ausencia, liderado por la Corporación Región, documentó 105 casos de desaparición, entre ellos el de Juan Rafael y otros tres miembros de la familia Giraldo: Mauricio, Álvaro y John Jairo, dos tíos y el hermano de Maribel, respectivamente.
María Alejandra Escobar, integrante de esta corporación, explicó que “algunos de los casos documentados en Granada corresponden a personas que fueron víctimas de ejecución extrajudicial, cuyos cuerpos fueron trasladados a Cocorná”.
Todos esos datos iban y venían por la mente del investigador de la Unidad de Búsqueda que trasladó sus indagaciones a las empinadas calles de Cocorná, donde les preguntó a funcionarios públicos y habitantes del común si habían conocido a un hombre con un ojo de vidrio y sin una de sus piernas.
La pregunta, que tomó desprevenidos a muchos, pronto tuvo respuestas. Era Luis Eduardo Zuluaga Giraldo, un adulto mayor que vendía chance en el pueblo y que falleció en el 2004, por muerte natural, a la edad de 82 años.
Con esta información, “el investigador comenzó a anclar otros datos y nos enteramos de que existe una bóveda, la número 64 del pabellón Pablo VI, que está marcada con el nombre de Luis Eduardo. Suponemos que hubo una confusión en el traslado y que ese cuerpo pertenece a Juan Rafael”, explicó el forense Julián David.
“Si lo encontramos voy a tener donde llevarle flores y rezarle”
Entre el 15 y el 29 de abril de 2024, la Unidad de Búsqueda realizó la segunda fase de intervención al cementerio de Cocorná. En esta, la Entidad recuperó 34 CNI que están en proceso de identificación por el Instituto Nacional de Medicina Legal, informó Gloria Araque, coordinadora de la Unidad de Búsqueda en Antioquia.
La funcionaria precisó que, en las dos fases de intervención al cementerio de Cocorná, los forenses analizaron 83 cuerpos, de los cuales la Unidad de Búsqueda recuperó 68 que corresponderían a personas dadas por desaparecidas en el contexto del conflicto armado y que están en proceso de identificación.
Uno de los cuerpos recuperados sería el de Juan Rafael. El jueves 18 de mayo de 2024, la Unidad de Búsqueda intervino la bóveda 64 con la presencia de Diana y Maribel. En ésta, los forenses encontraron el cuerpo de un hombre de más de 50 años, con una prótesis dental en los caninos superiores, características que coincidían con la descripción morfológica que orientó la búsqueda del abuelo de Maribel.
Con esta exhumación “estoy muy tranquila porque hay muchas características que evidencian que sí es mi papá. O sea, con un dolor ni el berraco, pero muy contenta”, dijo Diana con una sonrisa.
A lo que Maribel agregó: “Siento una alegría porque ya sé dónde está mi papá, a quien le llevo flores. Y si encontramos a mi abuelo, también, ya sabré a dónde llevarle flores y rezarle el Día del Padre”.
Luego de que la familia Giraldo aportara una muestra biológica y de que los profesionales de la Unidad de Búsqueda tomaran una muestra genética del cuerpo recuperado, le corresponde a Medicina Legal confirmar la identidad de Juan Rafael, mediante prueba de ADN. Si resulta positiva, Diana y Maribel podrán recibir a su pariente y devolverle la dignidad que la desaparición le arrebató.
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