Los familiares y amigos cercanos de Jairo Sepúlveda Salas se reunieron para despedirlo dignamente en el corregimiento de Caucheras, ubicado en el municipio de Mutatá, en el Urabá antioqueño. El cuerpo de Jairo fue recuperado por la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) tras una misión humanitaria en el cementerio católico del municipio de Buga, en el Valle del Cauca, lugar donde fue inhumado en 2011 como cuerpo identificado no reclamado.
Desde 1996, Jairo mantuvo comunicación regular con su familia, que reside en Urabá, hasta 1997. Sin embargo, la ruptura del contacto por circunstancias propias del conflicto armado impidió que su familia conociera su destino. Según informes del Instituto de Medicina Legal, Jairo habría fallecido en 2011 en el Valle del Cauca, imposibilitando que su familia reclamara su cuerpo, que se encontraba a más de 600 kilómetros de donde habían tenido noticias de él.
Israel, tío de Jairo y quien lideró la búsqueda desde Urabá, compartió su experiencia. «A través de esa llamada que me hicieron me sorprendí mucho, pues me dijeron que habían encontrado después de tanto tiempo en Buga el cuerpo de mi sobrino. Corrí a decirle a mi familia y ellos también se sorprendieron, luego decidieron darme la confianza para liderar la búsqueda y hasta hoy que le hicimos la sepultura”.

Fue así como a Israel le informaron que el cuerpo de su sobrino había estado inhumado durante 13 años en un cementerio de Buga. Inmediatamente, hizo la solicitud de búsqueda ante la UBPD, deseando que Jairo, con quien compartió momentos significativos en el pasado, estuviera a su lado nuevamente.
La Unidad de Búsqueda de la mano con el Instituto de Medicina Legal, tras completar el proceso de verificación de la identidad, trasladó el cuerpo de Jairo desde Valle del Cauca hasta Antioquia. En este último departamento, en el corregimiento de Caucheras de Mutatá, fue recibido por más de 30 personas, incluidos familiares, amigos e integrantes de la Corporación Humanitaria Reencuentros.
La entrega digna se llevó a cabo mediante un culto religioso que agradeció y bendijo el legado de Jairo. Durante este acto de dignificación, los asistentes plasmaron mensajes escritos y dibujos que reflejaban sentimientos de amor, esperanza y reconciliación por el regreso del cuerpo de su ser querido que ya no estaría más ausente.

La entrega digna se convirtió en un espacio de encuentro para familiares que se veían por primera vez o que se reencontraban después de mucho tiempo. Las risas y anécdotas recordaban a Jairo, quien era conocido por su carácter divertido, entusiasta y emprendedor. Al mediodía comenzó a llover, característico del corregimiento de Caucheras, pero al llegar las 3 de la tarde el sol brilló nuevamente, secando el camino hacia el cementerio local. Los asistentes caminaron juntos con el féretro a lo largo de la vía nacional que atraviesa a la subregión de Urabá hasta llegar al lugar donde hoy descansa el cuerpo de Jairo.
Desarrollo de la investigación humanitaria
La investigación humanitaria realizada por el equipo para el Valle del Cauca de la Unidad de Búsqueda incluyó consultas en el Centro Nacional de Memoria Histórica, archivos de medios de comunicación, bases de datos del CINEP y otros documentos que registran hechos ocurridos en combates presentados en la zona montañosa de Buga, incluyendo eventos relacionados con el conflicto armado en 2011.
Además, la entidad solicitó al Instituto de Medicina Legal la necropsia del cuerpo que lo describe como hombre mestizo entre 25 y 30 años, con una estatura de 1,74 metros y un peso entre 70 y 75 kilos. De esta manera, la UBPD continuó con la investigación y reunió más información que confirmara plenamente la identidad de Jairo Sepúlveda Salas. Con el apoyo de la Corporación Humanitaria Reencuentros, se logró contactar a sus familiares en Urabá.

“A través de diferentes encuentros colectivos con la Unidad de Búsqueda, nosotros empezamos a mirar fotos y hechos históricos. Fue allí cómo encontramos y reconocemos a Jairo, pero no sabíamos dónde estaba su familia. Un compañero oriundo de su territorio nos dijo que tenía la pista y fue así como empezamos llamando y buscando hasta que encontramos a un familiar que se encargó de localizar al resto de familiares y dar respuesta de sí realmente querían tener o no sus restos, porque lo primero que hacemos como Reencuentros es la dignificación de la persona que estamos buscando y respetar lo que la familia quiere”, expresó Camila Cienfuegos, integrante de la Corporación Humanitaria Reencuentros.
El trabajo conjunto entre la Unidad de Búsqueda y Medicina Legal, sumado al apoyo de la Corporación Humanitaria Reencuentros, permitieron que el cuerpo de Jairo esté en un lugar cerca a su familia. A la fecha, el Plan de Búsqueda del Sur de Urabá del que hace parte el municipio de Mutatá tiene un universo de 1.300 personas dadas por desaparecidas que integran las más de 120.000 personas desaparecidas en hechos del conflicto armado a nivel nacional.