Cuando Bibiana Padilla supo qué hacía la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), sintió que podía aliviar el sufrimiento que padecía desde 2008, cuando no supo más de su hijo Deiver. Pese a que ella tenía información de que había muerto en la vereda El Reposo del municipio de El Copey, en el Cesar, y que presuntamente pertenecía un actor armado no estatal, guardaba la ilusión de recuperar el cuerpo para darle un entierro con dignidad y limpiar su nombre.
Bibiana acudió a la entidad y radicó la solicitud para encontrar el cuerpo de Deiver, quien junto con otros jóvenes estaba entusiasmado porque empezaba a trabajar en Santa Marta. Para el momento de su desaparición, él acababa de cumplir 20 años. El 7 de diciembre del 2007, con familiares, amigos y vecinos festejó hasta el amanecer en un ambiente de luces que iluminó el cielo en la Noche de Velitas. En este, que se convirtió en su último cumpleaños, pidió como deseo un año nuevo lleno de bienaventuranzas en su vida personal, familiar y laboral.
Días después, cuando las casas, plazas y calles se desnudaban del vestido decembrino y las brisas de enero alejaban el olor a fiestas y a licor ya bebido, Deiver y sus vecinos Jhon Eduard y Éder recibieron una noticia que les pronosticaba un excelente comienzo de 2008: el trío de jóvenes debía viajar 578.3 kilómetros desde Santa Ana, un municipio del Magdalena, hasta Santa Marta, donde serían recibidos por un empleador que los contrataría para trabajar.
Los jóvenes salieron de su pueblo el 16 de enero para radicarse en la capital y, desde allí, apoyar financieramente a sus familias, pues la situación económica de estas era bastante debilitada. La siguiente información que recibió Bibiana de Deiver fue el testimonio de alguien que se acercó y en tono bajo le manifestó que a este y los otros muchachos los habían asesinado en El Copey el 18 de enero. Es decir, dos días después de haber salido de casa.
En adelante, se articuló un proceso de búsqueda que involucró a varios núcleos familiares, que se unieron entre sí ya no por vínculos de sangre, sino por sus experiencias de dolor y el deseo de hallar a sus seres queridos. Este colectivo de personas emprendió una incansable y agotadora tarea que duró cerca de 16 años y que aún no termina.
A lo ocurrido con Deiver, Jhon Eduard y Éder se sumaron Óscar, Octavio y Germán, nombres escritos en la misma historia de desaparición en circunstancias asociadas al conflicto armado, cuyos cuerpos fueron recuperados en El Copey, falda de la Sierra Nevada de Santa Marta. Estos hechos tejieron unos lazos de armonía y solidaridad entre las familias buscadoras que compartían el mismo dolor y la misma ilusión.
A este proceso de búsqueda se sumaron organizaciones de la sociedad civil, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) -que interpuso una medida cautelar de protección sobre los cuerpos que reposaban en el cementerio alterno de El Copey- y la Unidad de Búsqueda, que emprendió el proceso de investigación que culminó con la recuperación de 52 cuerpos que habían sido inhumados en los lotes 1, 2 y 3 en el camposanto. Entre ellos, cinco de los seis jóvenes. El Instituto Nacional de Medicina Legal fue clave para concluir con este proceso gracias a las acciones de impulso a la identificación.
Deiver Yesid Martínez Padilla fue entregado a sus familiares después de 16 años en una ceremonia religiosa que contó con el apoyo de sus amigos, los vecinos de su familia y la Alcaldía de La Paz, en el Cesar, donde su cuerpo fue inhumado y el lugar de residencia de Bibiana desde hace varios años. Los cuerpos de Jhon Eduard, Éder, Óscar y Octavio fueron devueltos a sus familiares en otras ciudades del país. El cuerpo de Germán aún no ha sido recuperado.
“Nos quitaron a un muchacho alegre, muy servicial, enamorado del fútbol, que salió de su pueblo convencido de que con ese empleo le iba a cambiar la vida y podía aportar a sus padres. Siempre andaba con Jhon Eduard y Éder, porque ellos lo ponían a jugar fútbol, soñaba con ser un gran jugador, le robaron sus sueños”, puntualizó ahogada en llanto una familiar.
La UBPD, entidad de carácter extrajudicial, humanitaria y confidencial, sigue con el llamado a los familiares de las 111.640 personas desaparecidas en el país para que se acerquen a las oficinas territoriales con el fin de presentar sus solicitudes de búsqueda, trámite completamente gratuito y sin intermediarios.
La oficina de la entidad en el Cesar está ubicada en Valledupar en la carrera 8 # 14 – 26, barrio Cañaguate. También atiende por teléfono en las líneas 3167444722 y 3165243128. Esta territorial tiene un universo de 5.200 personas desaparecidas y a la fecha ha recibido 650 solicitudes de búsqueda.
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