• El 7 de julio de 2012, hombres armados entraron a la comunidad de La Brava, en Tumaco, y citaron a los habitantes a una reunión. Rodrigo asistió, se lo llevaron y desde ese día no se volvió a saber nada de él.
• La UBPD apoyó el camino para encontrar a Rodrigo, asumiendo su compromiso de aliviar el dolor de su madre.
Tumaco (Nariño), 14 de noviembre de 2023 – La Brava es una comunidad rural del Consejo Comunitario Unión del Río Caunapí, ubicado en Tumaco. Ahí, arrullado por el río, creció Rodrigo Fernando Jiménez Quiñones, un joven que abonaba con dedicación las plantas de plátano, cacao, maíz y yuca porque eran el sustento familiar y, en especial, así le enseñó su madre, la señora Herminia.
Rodrigo hizo su vida en el campo, criando gallinas y saliendo de su finca a trabajar desde las 5 de la mañana y regresando a casa al caer la tarde. “Él me tocaba los pies cuando me llevaba el café en las mañanas, antes de irse a trabajar”, este es uno de los recuerdos más amorosos que doña Herminia guarda de su hijo.
El 7 de julio de 2012, hombres armados entraron a la comunidad de La Brava con lista en mano y citaron a los habitantes a una reunión en la escuela ubicada en el sector ‘La Puntilla’, al otro lado del río. Rodrigo asistió, se lo llevaron y desde ese día no se volvió a saber nada de él. “Él era muy juicioso. hora la finca está perdida, nadie va para allá”, relata Herminia.
Esta fecha es el punto de partida de la incansable búsqueda de Rodrigo Fernando por parte de su madre, ese hijo que no gustaba del fútbol pero sí de la lectura. La señora Herminia recorrió muchos lugares alrededor de su territorio y acompañada de la comunidad, emprendió varias acciones para encontrar a su hijo. Sin embargo, su búsqueda a pie se detuvo en el camino porque la zona no era segura para ella ni para su familia.
Su frustración no podía ser más grande y es ahí cuando Herminia junto a dos vecinas de la comunidad deciden fundar la Asociación de Familiares Víctimas de Desaparecidos ‘Luz de Esperanza’, acompañadas por el hermano claretiano Marcial Gamboa de la parroquia de Espriella.
Ya en la asociación ellas conocen de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) y en 2019, a nombre de ‘Luz de Esperanza’, presentan la solicitud colectiva de búsqueda de Rodrigo y de otros desaparecidos más. Hasta ese momento doña Herminia contaba con la inclusión en el Registro Único de Víctimas y con una denuncia ante la Fiscalía.
La UBPD inicia el camino para encontrar a Rodrigo, asumiendo su compromiso de aliviar el dolor de su madre y la de sus otros nueve hermanos. Por eso en la investigación humanitaria y extrajudicial se tuvo en cuenta no solo la información recolectada por doña Herminia sino también la que ofrecieron otros familiares, las autoridades étnico territoriales de la zona y los aportantes de información de antiguos miembros de la Columna Móvil Daniel Aldana (CMDA) de las extintas Farc-Ep, además de todo el compromiso del equipo forense y de los grupos internos de trabajo de la Unidad de Búsqueda.
El camino de la búsqueda en Tumaco
De acuerdo con la investigación realizada en el marco del Plan Regional de Búsqueda del Pacífico nariñense, a Rodrigo lo inhumaron en una comunidad perteneciente a un consejo comunitario de Tumaco y luego de todas las acciones humanitarias previas a su localización, en diciembre de 2021, la UBPD recuperó tres cuerpos, siendo esta la primera exhumación de personas desaparecidas en el territorio.
Una vez contrastada la información junto a los estudios de ADN realizados por parte del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, se conoce que uno de esos cuerpos recuperados es el de Rodrigo Fernando.
Después del proceso de identificación plena, ha llegado el momento de reivindicar su nombre a través del acto solemne de la entrega digna, es la primera que realiza el equipo territorial de la UBPD en Tumaco. Contó con el apoyo de la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Colectivo Orlando Fals Borda.
Entre alabaos y rezos, es recibido e inhumado el cuerpo del joven que no era de muchos amigos, pero sí de sus libros en lengua awapit y que justo el día de su velorio cumpliría un año más de vida.
Una entrega que dignifica
La entrega digna es la acción humanitaria que dignifica la memoria de la persona que fue desaparecida, permitiéndole a Rodrigo el reencuentro con su madre, con su territorio y con su comunidad. Justamente el río Caunapí ha sido testigo de la historia de esta familia. Durante la entrega, hubo que atravesarlo para llegar al cementerio y dejar su cuerpo rodeado del amor familiar.
“Hijo, estuviste desaparecido por 11 años y hoy te he encontrado. Tu cuerpo no está vivo, pero tu espíritu estará con nosotros por siempre. Después de tanta lucha, estás aquí y descansa mi corazón. Tu madre, Herminia Jiménez Quiñones”.
La Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas continúa con su misión. Es por eso que avanza en la investigación humanitaria y extrajudicial para identificar los otros dos cuerpos recuperados que acompañaban a Rodrigo y así también puedan volver dignamente al seno de su hogar. El trabajo no se detiene en uno de los territorios en donde el universo de desaparecidos es del 52 por ciento de acuerdo con el Plan Regional de Búsqueda del Pacífico nariñense.