- En el cementerio San Luis Gonzaga, la Unidad de Búsqueda recuperó el que sería el cuerpo de Yenny Alejandra Ibarra Ibarra, desaparecida en 2002 en la Comuna 13 de Medellín.
- Se trataría de la primera de las tres personas desaparecidas de la familia en ser encontrada. El Instituto Nacional de Medicina Legal será el encargado de confirmar su identidad.
- El Movice, Mujeres Caminando por la Verdad y la Corporación Jurídica Libertad acompañaron la recuperación del cuerpo e hicieron posible que la familia pudiera seguirla desde otro país por medio de una videollamada.
Medellín, 11 de octubre de 2023 – Hoy te han traído flores. Hoy, tu último día perdida en esta bóveda marcada con el número 42. Te pusieron un girasol como quería tu hermana. Ella no está aquí, la vida y el dolor la llevó a otro país, al otro lado del mar. Sigue este momento a través de una videollamada. Te lee una carta. Nosotros miramos tu bóveda el último día que estarás aquí sin que nadie sepa tu nombre, sin que nadie venga a llorarte, sin que nadie venga a cantarte, sin que nadie te traiga girasoles.
Yenny Alejandra, tu abuela Virgelina Ibarra hubiera querido estar en este cementerio, a tantos kilómetros de Medellín, en donde desapareciste de tu Comuna 13 en 2002. A ella, una de las 21 mujeres del colectivo Mujeres Caminando por la Verdad que no le alcanzó la vida para encontrar a tu hermano John y a ti. Es más, tu hermana, la que ahora está al otro lado del océano, nunca esperó encontrarte. ¿Dónde se busca, por Dios? ¿Dónde podían hallarte?
Tu hermana te escribió una carta. Seguro la escuchas mientras todos miramos las cinco fotografías de la mesa. En el centro estás tú, como la niña que eras cuando fuiste desaparecida. A tu alrededor tu hermano John con ese cabello abundante por el que se cuela el sol; tu mamá, con sus ojos oscuros, su nariz pequeña y esos labios marrones; tu hermana y tú en el mar, en un lugar que se antoja paradisiaco; y tu abuela, que murió en 2018. Frente a las fotos una bandera naranja del Movice, el movimiento que nunca dejó de buscarte.
– Mami y hermanos, hoy siento que Yenny regresa a casa, no de la forma como yo soñaba. Hoy por fin, uno de los tres duelos inconclusos en mi vida empieza a elaborarse, y esta herida irá sanando poco a poco –
Tu hermana te dice que partiste hace 22 años. Desde entonces la incertidumbre la acompañó todos sus días. Tenías 14 cuando desapareciste, tenías 14 cuando moriste en una vereda de Anorí. Sabes que se dijeron muchas cosas: que te desaparecieron en Campamento, que fuiste de paseo a Vegachí. Es más, ¡cuántas historias no habrá imaginado tu familia con tal de darle una explicación a tu ausencia! Una, aunque fuera, para comprender por qué estuviste aquí desde diciembre de 2002. Técnicamente le dicen cuerpo identificado no reclamado. Sabían tu nombre, pero no le avisaron a tu familia de tu muerte y tu paradero.
Hoy también vinieron Martha Elizabeth Soto y Adriana Arboleda, dos mujeres líderes del Movice en Antioquia. Tu hermana quiere mucho a Martha. Sabes que ella también busca a un hermano. Dice que no llora, que muchas veces se refieren a su fuerza, a su capacidad de no abatirse en momentos como este. Hoy no puede, no es capaz. Sus ojos están iluminados. También te buscó, también acompañó a tu hermana en estos años de búsqueda. De alguna forma, tu hermana está presencialmente en el cuerpo de Martica, como le gusta decirle.
Yenny, debiste sentir mucho frío, debiste mojarte tantos días, tantas noches. El agua siempre se filtró por la grieta horizontal de esta galería que lleva años amenazando con desplomarse. La antropóloga forense de la Unidad de Búsqueda dice que tus huesos no están en buen estado de conservación. “Antes aguantó mucho la muchacha los embates del tiempo y la naturaleza”, le escuchamos decir. Encima de tu cuerpo tuviste hasta ahora una bata del hospital de Anorí. No más.
La antropóloga dice que hay muchas probabilidades de que este sea tu cuerpo. No dice que lo es, porque sería irresponsable. Deben llevarte a un laboratorio, hacerte una prueba y cruzarla con el ADN de tu hermana. Todos miramos tu cuerpo. Sobre la mesa en la que reposa tu foto y un florero brillante de girasoles, reproducen Canción de las simples cosas de Mercedes Sosa.
Esa vocecita triste junta dos continentes: en el que te encontramos y en el que te escucha tu hermana, donde ya es de tarde. “Al fin la tristeza es la muerte lenta de las simples cosas”. Aquí te lloramos, Yenny Alejandra. “Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida”. Volvemos a tu memoria, este lugar, este tiempo que junta tanto dolor, tanta incertidumbre, tanta persistencia, tanta lucha para encontrarte. Esta memoria que nunca dejó que los tuyos abandonaran tu búsqueda, esta memoria que no se olvida de tu madre y de tu hermano desaparecidos, a quienes esperamos despedir con un girasol que ilumine la vida y apague la espera.
