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«La muerte de tres soldados a manos de grupos ilegales desencadenó el asesinato de más de 300 personas por parte del Estado. Era abril, plena época de la recolección de café, cuando llegaron a la vereda a fusilar sin piedad», así recuerda don Pedro Joaquín Cocomá, un hombre de casi 80 años, la masacre de La Siberia, en la que desaparecieron a su hermano Valeriano Cocomá y a su tío Domingo Gutiérrez.
Era la primera vez que disparaban de forma indiscriminada contra sus familiares, una escena apocalíptica para un niño que apenas tenía 11 años. «Luego del hecho, la orden de la autoridad local de ese entonces -que era militar- fue quitar la vida a 100 civiles por cada uniformado. Por eso se hizo un despliegue en veredas como Santo Domingo y La Siberia», cuenta don Pedro de manera enérgica, mientras sus manos tratan de explicar lo sucedido.
Acompañado de su particular sombrero, su hija y esposa, quien también perdió a su padre en este hecho, don Pedro se acercó a la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) en el 2021, remitido por la Personería de Chaparral. Desde entonces, no ha faltado a ningún diálogo colectivo o jornada de toma de muestras genéticas masivas y su voz ha sonado tan fuerte que ha permitido que otras personas mayores se acerquen a participar en el proceso de la búsqueda sumando a las familias Méndez, Moreno, Barreto y Sánchez.

Todos tienen un solo propósito: aliviar su sufrimiento y darles una sepultura digna a sus parientes desaparecidos que posiblemente se encuentran inhumados en el cementerio San Juan Bautista de Chaparral.
¿Qué pasó en La Siberia?
En abril de 1956, durante la dictadura militar de Gustavo Rojas Pinilla, se registró una masacre en la vereda La Siberia, del municipio de Chaparral, en el sur del Tolima. Este ha sido uno de los hechos más lamentables vividos en el departamento. Aunque han pasado casi 70 años, varias familias siguen buscando a sus seres queridos desaparecidos.
Hoy, mientras la UBPD adelanta la intervención forense del cementerio San Juan Bautista, los familiares esperan encontrar respuestas. Según Luz Janeth Forero Martínez, directora general de la entidad, los esfuerzos del equipo encargado se centran en tres sitios de interés forense, en uno de ellos se espera hallar respuestas sobre las personas desaparecidas en La Siberia.
Para Claudia Beltrán, investigadora de la UBPD en el Tolima, este caso representa más que una búsqueda: «El deseo de las familias es encontrar a sus seres queridos y dejar un precedente en la historia del país sobre lo ocurrido en el Tolima para que no quede en el olvido. En este caso es importante destacar que esta era la hipótesis de localización sobre desapariciones más antiguas registradas por la Unidad de Búsqueda. Como entidad, tenemos la gran oportunidad de ampliar la comprensión de la desaparición en el departamento, con hechos de largo aliento que aún no se conocen».

La investigación de la UBPD se ha nutrido de la memoria de los sobrevivientes y de los pocos documentos disponibles. Gracias al aporte de la familia Cocomá, fue posible acceder al libro ‘Chaparral: una ciudad con historia’, publicado en 1997, que señala: «Un día de mediados de aquel abril, en el sitio de ‘Brazuelos’ a orillas del río Tetuán, un comando guerrillero liberal, esto es de los ‘limpios’ que actuaba bajo las órdenes de un teniente, emboscó a una patrulla del Ejército Nacional que por allí andaba en busca de guerrilleros. Tres soldados quedaron muertos y el resto de la patrulla, derrotada y desmoralizada, regresó a Chaparral».
Otro apartado del libro narra cómo, posteriormente y en represalia por el hecho ocurrido a orillas del río Tetuán, integrantes del Ejército emprendieron una operación en la que fueron capturados hombres, mujeres y niños de la región. «Cerca de quinientas personas -hay que repetirlo hasta el cansancio para que no se olvide- fueron asesinadas en esa forma y enterradas en fosas comunes, a partir de aquel terrible 25 de abril», señala el libro.
Entre la memoria oral y escrita que ha podido documentar la investigación humanitaria y extrajudicial del Plan Regional de Búsqueda Cordillera Central de la UBPD, fue la misma comunidad quien, cuatro años después de ocurrida la masacre, exhumó los cuerpos y procedió a inhumarlos en el camposanto San Juan Bautista.

Las familias viven con la incertidumbre de no saber si entre los cuerpos recuperados por la comunidad estaban sus seres queridos. Se presume que en las veredas existen varias fosas y solo una de ellas fue intervenida por los habitantes de esa época. Esa deuda histórica —y la necesidad de obtener respuestas— ha llevado a que desde el 2021 varias familias se han acercado a la Unidad de Búsqueda.
Las familias: guardianas de la memoria
Uno de los puntos de intervención de la primera fase en el cementerio de Chaparral fue el ‘Mausoleo Familiar de Luis Moreno’, nombrado así en memoria de una de las víctimas de la masacre de La Siberia, ubicado en el sector antiguo del camposanto. Según relatan las personas buscadoras, el mausoleo resguardó durante todos estos años 17 cuerpos y se convirtió en un lugar de memoria, visita y oración para la comunidad.
La familia Moreno ha contado con la participación de don Dagoberto Moreno, un hombre de 74 años que perdió a su padre cuando apenas tenía cuatro años. Su fuerza y valentía le permitió adelantar procesos de búsqueda sin apoyo institucional al saber que su madre, Oliva Alfonso de Moreno, cuatro años después de la masacre fue a rescatar los cuerpos. «Mi madre, una mujer sola y con tres hijos pequeños, con mucha valentía fue a buscar a mi padre y a otras personas de la comunidad logrando traerlos a Chaparral con apoyo de campesinos de la zona», sin tener certeza de cuáles eran las identidades de los cuerpos, recuerda don Dagoberto quien ha vinculado al proceso de la búsqueda a su hija y nieta.


Un álbum casero compuesto de cartulina negra y hojas de mantequilla conservan lo que don Ancizar Barreto describe como su mayor tesoro. Allí reposan las fotos de sus familiares, especialmente la de su padre Luis Alberto Barreto Ramírez, desaparecido en la masacre de La Siberia, cuando don Ancizar apenas tenía seis meses de nacido. Hoy, tiene 69 años y su información, así como su registro fotográfico han sido clave para fortalecer la investigación.
También están los hermanos Méndez Martínez, buscadores de su padre y hermano Adelmo y Arturo Méndez, desaparecidos el 25 de abril de 1956. Aún recuerdan cuando doña Oliva Alfonso de Moreno fue a recuperar los cuerpos y encontró un objeto preciado de su padre.
«Un encendedor que siempre usaba mi padre fue la pista para saber que se encontraba sepultado en esta zona rural junto con otros cuerpos», expresa Lilia Méndez de Pérez, quien hoy tiene 84 años.

Luis Enrique Lozano Sánchez tiene 72 años, aún guarda la esperanza de encontrar a su abuelo Miliciades Sánchez. Actualmente impulsa la búsqueda con la entidad ya que la mayoría de sus parientes han fallecido.
Si cuentan con una persona desaparecida en el sur del Tolima o presumen que pueda estar sepultada en el cementerio de Chaparral, puede contactarse a través de la línea telefónica 3162815606 o visitar la sede de la UBPD en Ibagué, ubicada en la carrera 7 # 9 – 14 (barrio Belén).