- “Mamita, sé que no tuvimos tiempo para conocernos y me haces mucha falta, te extraño mucho y te amo con todo mi corazón”. Así se despidieron Astrid y Adrián de su madre Marinely, desaparecida cuando apenas eran bebés.
- La búsqueda de Marinely fue realizada durante 21 años por su madre Lucinda.
- El cuerpo fue recuperado en el cementerio Jardines de la Inmaculada de El Bordo, en el municipio caucano de Patía, a finales 2021 y entregado dignamente en 2023.
Patía (Cauca), 24 de octubre de 2023 – La desesperación que acompañó a doña Lucinda durante 21 años por no saber sobre el paradero de su hija cesó cuando la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas -UBPD- le entregó el cuerpo en El Bordo, cabecera del municipio caucano de Patía.
Marinelly, hija de doña Lucinda, perdió la vida en medio del conflicto armado dos semanas después de haber ingresado a las filas de las antiguas FARC-EP en 2002, dejando solos a Astrid y a Adrián, sus hijos, de dos años y de cinco meses de nacido respectivamente.
Poco tiempo después, Lucinda recibió la noticia y emprendió el camino de la búsqueda del cuerpo de su hija. Tocó muchas puertas sin éxito, ya que este había sido inhumado como “N.N”, como se solía llamar a los cuerpos sin identificar, en un cementerio de El Bordo. La búsqueda empezó preguntando al sepulturero y a los funcionarios del hospital municipal con la descripción de las señas y rasgos particulares que tenía Marinelly en la pierna.
Durante 19 años, doña Lucinda acudió a diferentes entidades del Estado sin recibir una respuesta. Mientras tanto, los hijos de Marinelly crecían sin su madre y lejos de casa.
En 2020, el caso de Marinelly llegó a la UBPD por el trabajo que venían haciendo en articulación con la Corporación Reencuentros y el Comité Internacional de la Cruz Roja. La luz de esperanza renació luego de la expedición del comunicado 062 de La Habana, el cual solicitaba: “El diseño y puesta en marcha de los planes especiales humanitarios para la búsqueda, ubicación, identificación y entrega digna de restos a sus familiares”. Este proceso permitió triangular información para dar con el punto exacto de su inhumación y recuperar su cuerpo.
Ella era una mujer alegre a quien siempre le interesó trabajar. Recolectaba café, trabajaba en casas de familias haciendo aseo y en lo que pudiese resultar para enviar dinero a su madre y sus hermanos, todos menores que ella. Antes de irse al grupo armado, sin previo aviso, “solo llevaba consigo una blusa blanca y una falda azul”, dijo su madre al rememorar la última imagen de su hija.
Doña Lucinda recibió en 2023 el llamado de la UBPD ratificando la identidad de Marinelly gracias a las muestras genéticas de ADN recopiladas y al cotejo forense hecho por Medicina Legal. Con esta noticia no solo lograría recibir dignamente el cuerpo de su hija para poder inhumarla en un cementerio donde pudiese visitarla, sino también devolverle a sus nietos la mamá desaparecida en el marco del conflicto armado.
Su cuerpo fue llevado a El Bordo, para que su familia en pleno le diera el adiós pendiente. Así también lo hicieron sus dos hijos. Hoy queda el recuerdo de una mujer alegre que le gustaban los vestidos de tiritas que doña Lucinda nunca olvidó.